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Boca: A 10 años de la última Copa Libertadores

  • Por Nicolás Márquez (@nicomarquezr_)
  • 20 jun 2017
  • 5 Min. de lectura

Un 20 de junio de 2007, Boca se consagró campeón de la Copa Libertadores de América. A 10 años, haremos un repaso de la última gran consagración del conjunto xeneize.

Nos situamos en el año 2007 y el gran objetivo era conseguir la sexta Copa Libertadores, pero un largo camino quedaba por recorrer. Boca había comenzado el milenio arrasando en el continente: 2000, 2001 y 2003. En 2004 cayó en la final ante Once Caldas por penales, y en la siguiente edición fue eliminado por Chivas en una escandalosa serie. El recordado escupitajo entre Jorge Benítez y el “Bofo” Bautista. En 2006 el Xeneize no participó.

La asunción de Miguel Ángel Russo como nuevo técnico marcaba un aire de renovación, luego de la anunciada salida de Ricardo La Volpe ante el fracaso del semestre anterior en el desempate de un torneo increíble que terminó consagrando a Estudiantes de la Plata. Gran parte del plantel de ciclos anteriores se mantuvo y se necesitaban imperiosamente jugadores de renombre para ser un serio aspirante a luchar por el título.

El sorteo no fue del todo favorable, teniendo que jugar todos los partidos de visitante en la altura ante Bolivar, Toluca y Cienciano. Además, por los hechos ocurridos en el año 2005, Boca debía cumplir una suspensión que le demandaba jugar sus tres primeros encuentros de local fuera de la Bombonera. Los escenarios elegidos fueron el Nuevo Gasómetro (Cienciano), y el José Amalfitani el escenario elegido fue la cancha de Velez Sarsfield (Toluca y Bolivar).

La llegada de Juan Román Riquelme a préstamo hasta la finalización del semestre renovó por completo la ilusión de los hinchas, que verían a su máximo ídolo nuevamente calzarse la camiseta número 10. Luego de un conflicto con el presidente del Villarreal, el “Torero” retornó al club de sus amores para luchar por una nueva obsesión, aunque su inactividad previa dejaba algunas dudas en cuanto al nivel que podría llegar a tener.

La fase de grupos fue un escollo muy complicado de superar, luego de dos victorias de local, un empate en la Paz y dos derrotas de visitante, Boca llegaba al último cotejo con la necesidad de convertir al menos tres goles para no depender de otros resultados. Fue una noche mágica que culminó con una goleada histórica 7-0 ante Bolívar y la clasificación en el segundo puesto de la zona. El rival a enfrentarse era Vélez, justamente un choque entre equipos argentinos y con el condimento extra de tener a Ricardo La Volpe en el banco del Fortín.

Octavos de final: Boca salió decididamente a quemar las naves en su vuelta a la Bombonera. Fue victoria por 3-0 con goles de Riquelme, Palermo y Clemente Rodríguez. El “Titan” desvió un penal por encima del travesaño, convalidado luego de la criminal patada de Gastón Sessa ante Rodrigo Palacio. La revancha en Liniers fue totalmente adversa para Boca, que cayó por 3-1. El empate transitorio había sido un gol olímpico de Riquelme, que significó la clasificación. Fue un paso importante hacia el título.

Cuartos de Final: Un aguerrido Libertad de Paraguay era el próximo rival a vencer y como todo equipo guaraní fue un duro hueso de roer. La ida en la Bombonera fue un 1-1 que terminó siendo positivo para Boca por cómo se presentó el encuentro. El arquero Bava le contuvo un penal a Riquelme en el complemento, Caranta cometió un error infantil tras un tiro libre al segundo poste de Martínez que significó el 0-1 parcial y finalmente Palermo en la última acción del encuentro, decretó la paridad. Todo estaba por definirse en Paraguay. Y fue en el Estadio Defensores del Chaco donde Boca sacó nuevamente chapa de candidato. Un Riquelme encendido puso el 1-0 con una corrida memorable y un disparo raso ante la reacción de Bava. Luego con una aparición solitaria de Palacio tras asistencia de Palermo, sentenció el 2-0 definitivo y pase a semifinales.

Semifinal: La altura de Cucuta fue toda una complicación para el conjunto xeneize. Una noche de calor y humedad asfixiante fueron factores que terminaron de sentenciar un 3-1 para el conjunto local y que podría haber sido una goleada aún más abultada. Todo estaba por definirse en la Bombonera, que se preparaba para otra gran noche de Copa.

La niebla fue la primera protagonista importante de la noche, que obligó a retrasar media hora el inicio del encuentro. Se barajó la posibilidad de suspender el cotejo y que se dispute en otra fecha, pero finalmente Boca decidió jugar, la remontada estaba al caer. Las condiciones para jugar no eran las mejores, poco se podía ver en el transcurrir del encuentro. Finalizando el primer tiempo se desató la locura con un tiro libre magnifico de Riquelme al ángulo izquierdo superior del arquero Zapata. El comienzo de la segunda etapa fue una embestida xeneize, primero con un gol anulado a Neri Cardozo y luego Palermo solo tuvo que empujar un cabezazo en la línea para que Boca esté al frente de la serie. Battaglia sobre el cierre del encuentro puso el 3-0 definitivo. La denominada “noche de la neblina” siempre quedará en la memoria de los hinchas.

Final: Un poderoso Gremio de Brasil era el último rival que Boca tenía que vencer para consagrarse nuevamente campeón de América. Fue la Bombonera el escenario privilegiado en el primer choque, donde bajo la batuta de Riquelme (partícipe en todos los goles) se llevó un 3-0 que prácticamente dejaba un resultado sentenciado para el partido de vuelta. El optimismo desbordaba para el conjunto de la Ribera. Solo faltaba el broche final.

El estadio Olímpico Monumental de Porto Alegre se preparaba para ser una caldera e intentar un resultado histórico, darlo vuelta. La primera etapa fue favorable al conjunto brasileño, que buscó con desesperación el tanto que achique la ventaja, pero fue la figura de Mauricio Caranta y la colaboración del travesaño tras un bombazo de Diego Souza que dejaba la primera etapa igualada en cero. Boca igualmente no sufría demasiados sobresaltos. En la segunda etapa, el xeneize terminó de aplomarse en campo visitante y fue otra vez Juan Román Riquelme que primero a través de un derechazo inolvidable que venció las manos de Saja y luego con un toque tras una tapada del arquero argentino selló el 0-2 final.


“Estoy feliz porque el equipo ganó la Libertadores merecidamente. Es para disfrutar este título, no solo es bueno para Boca sino para todo el futbol argentino en general” fueron las palabras del número 10. Un Román que más que nunca fue la figura indiscutida de un conjunto que no tuvo un camino fácil, pero siempre dio muestras de su jerarquía individual y colectiva. Fue la sexta y última consagración de Boca a nivel continental, donde diez años después sigue esperando por la ansiada séptima copa que lo decrete definitivamente como el más ganador.

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